jueves, 18 de febrero de 2010

NO TE CABE MÁS BELLEZA NI MÁS CUARESMA EN TUS OJOS, AMARGURA HERMOSA



Y es que, como ven, no le cabe más belleza ni más cuaresma en sus ojos. Bellísima, con la sublime pureza del dolor presentido y la elegancia solemne de la finura maternal. Así esta y ahí quedó la Virgen de la Amargura. Que es Cuaresma ya lo anunciábamos ayer, que ahora se hace la Cuaresma, también es verdad, al ver a la Reina de la Labradora ataviada de hebrea, con el rigor y la austeridad del tiempo litúrgico que le ciñe la cintura con las rayas semitas de su tierra.


No salen las palabras al verla tan guapa, quizá sólo un Ave María ante su imagen y un agradecimiento y enhorabuena a su vestidor por hacernos el regalo de poderla sentir cada vez más nuestra.




Este año, como podemos observar, se ha vuelto a los cánones más tradicionales, no me refiero al papel de seda de Garduño para el tocado, sino al tul blanco para la realización del tocado y del rostrillo dispuesto a tablas. El tul confiere a la imagen la dureza y la austeridad propia del tiempo y del vestido, a la vez que una suavidad etérea que envuelve su rostro como pañuelo de lágrimas, buena elección. Por lo demás, la saya y bocamangas granates y el manto azul con vistas de raso blanco completan el grueso del ajuar de este momento. El manto lo vemos también dispuesto con tablas muy marcadas, prendio de la cintura en el costado izquierdo de la Virgen y pasado por el brazo derecho de la misma.




¿Novedad? Siempre y hermosísima. ¿Cómo no fijarse en ese sudario antiguo que con tanta delicadeza sostiene en sus brazos la Madre? Es un detalle de extrema grandeza, porque el sentido que tienen los atributos simbólicos que ponemos en manos de la Virgen es, precisamente, generar un momento de meditación al verla a Ella meditarlos. Así pues, ese sudario, los tres clavos y la corona de espinas nos ponen ante el dolor y el sufrimiento de quien no comprende el porqué del martirio pero se pone en las manos de Dios. Completa el ajuar, el puñal dorado con pedrería que luce en el pecho y la aureola de estrellas.
¡Qué guapa estás, Amargura!
Enhorabuena, de nuevo, al vestidor y muchísimas gracias por estas fotos tan maravillosas.




1 comentario:

J.Manu Pedrajas dijo...

...y es que sin duda, la Amargura se llena la mirada de corazones que la quieren siempre, manos que la miman y trabajan cada año para hacer a la Reina más bella, si cabe.

Desde este rincón del sur...
¡¡ Enhorabuena a sus vestidores!!