lunes, 11 de mayo de 2009

EL TOCADO DE LA AMARGURA



Nunca es tarde para el arte, y tenemos muchas cosas pendientes sobre la pasada Semana Santa, una de ellas son los tocado que han lucido nuestras dolorosas, los iremos comentando, pero hoy empezamos por la Amargura.

Las facciones dulcificadas de la Virgen de la Amargura, al contrario de lo que ocurre con otras dolorosas, requiere una especial maestría a la hora del vestido, porque un tipo de todado decadente puede patetizar de tal manera la expresión que termine por ocultar el verdadero gesto de la Virgen. No es el caso, por supuesto, después del tiempo que el vestidor lleva dedicado al cuidado del detalle de la Amargura se puede decir que ha conseguido perfilar el tipo de tocado que responde a su hechura.




Este año la Amargura ha destacado por la sencillez y la sobriedad elaborada en un tocado completamente blanco de un tejido de caída extrema, que parecía ser crepé de seda (corregidme si no es así), dispuesto a la usanza hebrea enmarcando el rostro con linea recta en la frente y en las caídas. Con tablas en las caídas del rostrillo en la altura de la frente, y también con tabla curzada en el pecherín y terminado oval para resaltar el puñal del pecho. Una preciosidad.

Para las bocamangas y la saya se ha elegido este año el tradicional color blanco, a diferencia del año pasado que lució saya y bocamangas burdeos. ¿Novedad? Por supuesto. En la tónica, como decíamos de la sencillez y la sobriedad, la Señora fue cubierta por completo por su manto morado, prescindiendo de la toca de sobremanto esta vez. En las manos, un rosario y un pañuelo delicadamente colocado simulando que en cualquier momento, cuando a la Reina le falten las fuerzas camino del Calvario, se le caerá y alguno de nosotros tendremos que cogerlo del suelo para consolarla.

Felicidades un año más al vestidor que de manera muy especial se ha esmerado este año arriesgando su labor hacia la austeridad y que ha sublimado la belleza divina de esta bendita imagen.


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