miércoles, 31 de diciembre de 2008

31 DE DICIEMBRE: SAN SILVESTRES, DEJA EL AÑO Y...


Despidiendo el año como se merece, toca hacer balance de momentos, de situaciones, de ganancias, de pérdidas... las fórmulas para atraer los buenos augurios para el próximo año se suceden sin parar: prendas de color rojo (y no me refiero a las túnicas de los nazarenos), sacar la maleta para dar una vuelta por la calle, comer italianísimas lentejas para asegurar la abundancia... en fin, nada está de más si se trata de asegurar un 2009 mejor que este año que termina hoy. Sin embargo, desde aquí casi que optamos por encomendarnos a San Silvestre para pedirle que lo podamos celebrar todos juntos el año que viene, con alegría, con unidad y rechazando todos aquellos elementos que se empeñen en romper la paz de nuestras vidas. Aquí dejo una pequeña semblanza de San Silvestre, que fue Papa y comprendió que su posición en la jerarquía estaba al servicio de todos y no era solamente una mitra para elevarse sobre el pueblo y hacer, como se dice en España, de su capa un sayo. Feliz Año Nuevo a todos.
San Silvestre I se había distinguido por su celo y su caridad durante la primera persecución. Subió a la cátedra de San Pedro en el año 314, menos de un año después del edicto de Milán, que concedía la paz a la Iglesia. Recibió de Constantino el palacio de Letrán y en él estableció su morada, así como la basílica principal de Roma. El mismo año envió delegados al Concilio de Arlés, donde fueron condenados los donatistas, y después, en el año 325, al Concilio general de Nicea, que anatematizó a Arrio. Murió San Silvestre en el año 335.

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