domingo, 25 de mayo de 2008

PONERNOS EN LAS MANOS DE DIOS


El pasado martes, la liturgia proponía una primera lectura verdaderamente preciosa por lo que tiene de actual y por lo que nos anima a ponernos siempre en las manos de Dios. Un cofrade sabe que Cristo es el horizonte de su vida y que, seguramente, marcará todos los pasos que dé y que vayan conformando su propia historia. Un verdadero cofrade no dará un paso importante sin buscar el consejo en los ojos de su Cristo o de su Virgen, sin pedirle la venia vital que necesitamos para caminar por esta carrera oficial que es nuestra propia vida. En este sentido aquí os dejo el texto del capítulo cuarto de la Carta de Santiago para que sirva como catequesis y meditación cofrade. Un saludo, hermanos.




"Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez. Uno solo es el dador de la ley, que puede salvar y perder; pero tú, ¿quién eres para que juzgues a otro?
No os gloriéis del día de mañana
Así pues, los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y haremos negocios, y ganaremos, cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece. En lugar de eso deberíais decir: Si Dios quiere, viviremos y haremos esto o aquello. Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala; y el que sabe hacer lo bueno y no lo hace, comete pecado".

No hay comentarios: